Sinopsis
Las protagonistas son un trío de estudiantes de secundaria
que deciden crear un club escolar de animación en el instituto Shibahama.
Midori Asakusa es una joven apasionada por el anime y que presta especial
atención al entorno que le rodea. Su mejor amiga, Sayaka Kanamori, no comparte
ese interés pero tiene olfato para los negocios e intentará ayudarla en todo lo
que pueda. La tercer miembro es Tsubame Mizusaki, una joven modelo de familia
adinerada cuyo verdadero sueño es convertirse en animadora, y que conoce a las
dos jóvenes cuando intenta huir de sus guardaespaldas.
Toda la historia se desarrolla en Shibahama, una ciudad
ficticia que está marcada por su desarrollo irregular. En un primer momento las
chicas plantean un club de animación, pero la dirección del instituto se niega
a inscribirlo porque ya existe un club de anime. Sin embargo, Kanamori descubre
un vacío legal para registrarlo como un «club de investigación de cine» que les
permitiría crear cualquier tipo de película, incluidas las de animación. A
partir de ese momento, las protagonistas deciden trabajar en equipo y
sobreponerse a las adversidades para convertir su sueño en realidad.1
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Opinión personal
Les traigo y presento mi anime favorito del año pasado.
Durante los primeros tres meses del año 2020, cuando todavía éramos felices y
no existía la pandemia, llegó a nuestras vidas este bello anime, que luego
ganaría premios como Anime del Año en los Tokyo Anime Awards Festival 2021,
Mejor Director y Mejor Animación en los Crunchyroll Anime Awards 2021, y
entraría en listas de las mejores series del 2020 del New York Times y
el New Yorker.
Como ven en la sinopsis que Wikipedia nos ha brindado tan
amablemente, este anime es sobre hacer anime. Son tres amigas que arman un club
en su escuela para crear sus propios cortos de animación. Eso es todo. Con esa
premisa tan simple, encontramos una carta de amor a la animación, con todos los
problemas y desafíos de producción que incluye. Para los que sabemos poco y
nada sobre el proceso de producción de una obra animada, este anime provee un
buen vistazo al detrás de escena que uno nunca piensa cuando mira algo animado,
como por ejemplo el movimiento del agua o el caminar de una persona, algo que
uno realmente da por sentado y toma muchísimo tiempo y trabajo no solo de
dibujo sino también de logística. Después de mirar Eizouken adquirí una
mayor perspectiva y aprecio por los pobres esclavos que trabajan para dar vida
a los dibujos. Realmente es un trabajo arduo y frustrante y, por desgracia,
ligado íntimamente al tiempo y al dinero. Por supuesto este vistazo está
digamos simplificado, ya que la historia transcurre en una secundaria, no en un
estudio de animación. Pero es buen testamento de las dificultades que se le presentan
a un equipo creativo con poco presupuesto para desarrollar su obra, y lo
difícil que es el trabajo de un director, que tiene que delegar tareas y
hacerse entender para que se haga su visión. Hay varias pequeñas y sutiles
críticas a la industria real de animación disfrazadas de problemáticas ligadas
a la escuela y sus directivos.
Como dije, este anime es una carta de amor a la animación;
probablemente si buscan otras reseñas sobre él verán esta misma frase, porque
es la que mejor lo define. En todos los episodios se siente el cariño por este
medio y se lo aprovecha de la mejor manera. Si bien toda la parte “informativa”
digamos sobre el proceso de poner en marcha un corto animado es muy
interesante, lo más lindo que tiene Eizouken es el uso de la
imaginación. A medida que este grupo de amigas van creando sus cortos, nosotros
podemos ver esas ideas en movimiento mientras las discuten. Cuando entramos en
estas secuencias, el estilo de diseño cambia y se ve más como bocetos que
cobran vida: dibujos a medio terminar, con trazos poco definidos, y coloreados
muy básicamente; hasta el sonido es como un boceto, ya que los que dan voz a
los personajes hacen los sonidos de las onomatopeyas, lo cual le da un toque
rústico divino. Es en estas secuencias donde se representa aquello que hace que
amemos tanto la animación: las posibilidades infinitas y el poder de la
imaginación. Las protagonistas se meten en sus bocetos o storyboards, y nosotros
las acompañamos mientras navegan esa realidad que han creado y perfeccionan
detalles de la trama sobre la marcha. Estas secuencias son magia pura,
imaginación en movimiento. Hay mucha improvisación en ellas; a mí
inmediatamente me hizo acordar a cuando jugaba de chica, que creaba historias
al mismo tiempo que las actuaba, dejando volar mi imaginación por donde me
llevara sin pensarlo mucho. Por eso miré todos y cada uno de los doce episodios
de este anime con una sonrisa enorme.
El otro gran aspecto que hace tan lindo este anime son los
personajes, estas tres estudiantes de secundaria que participan de este club de
cine por sus respectivas razones. Tenemos a la protagonista principal, Asakusa,
una chica medio tímida pero que ama la aventura; tiene una ávida imaginación
que no para de crear escenarios, máquinas y monstruos inspirándose en las cosas
que la rodean. Ella crea las tramas de los cortos y también diseña los fondos y
los personajes. Por otro lado tenemos a Mizusaki, hija de actores y conocida
modelo; ella ama la animación en su sentido más literal. Le apasiona estudiar
el movimiento de las cosas y las personas y reproducirlo a través de dibujos.
Ella se encarga de animar los personajes y objetos de los cortos. Un trabajo
súper complejo que requiere de mucha atención al detalle. La pasión que ella
siente por una animación bien hecha es algo hermoso realmente. Y, por último,
tenemos a Kanamori, una joven alta, intimidante y corajuda que se encarga de la
producción, un trabajo que es casi o igual de agotador que el de los creativos.
Estas tres chicas con personalidades tan diferentes (la
soñadora, la emotiva, y la seria) tienen una dinámica muy linda e interesante.
Es a través de ellas que conocemos cómo se vive el detrás de escena de la
creación de un corto animado. Cada una se estresa por aspectos distintos del
proyecto y los resuelve a su manera. En general la productora tiene que estar
persiguiendo a las creativas para que el proyecto avance porque se distraen jugando y probando ideas totalmente irrelevantes para el corto pero útiles para el proceso creativo de cada una. Esto suma mucho a la dinámica entre los personajes y nos da unos
lindos momentos de comic relief que disfruté mucho.
A mucha gente no le gustó el diseño de los personajes, cosa
que es comprensible porque no son ni convencionales ni especialmente
placenteros a la vista. Son característicos del estilo del director de este
anime: Masaaki Yuasa, director de películas como Mind Game (2004) o Night
is short, walk on girl (2017). Los personajes se ven especialmente planos,
como caricaturescos, y casi hasta deformes a veces. Es un estilo al que hay que
acostumbrarse, pero tiene su encanto.
Lo más lindo del diseño igualmente son los fondos. Esta
ciudad ficticia de Shibahama es una cosa sin pies ni cabeza, totalmente ilógica en su diseño y se
presta para fondos muy bellos, detallados e interesantes. Este lugar da ganas de ponerse el sombrero camuflado y salir a explorar como Asakusa.
También quiero comentar sobre unos pequeños homenajes que me
sacaron una sonrisa. Se nota un claro homenaje a Hayao Miyazaki desde el
principio, por ejemplo con la aparición de una serie que él dirigió antes de
fundar Studio Ghibli, o ciertos diseños de máquinas voladoras que recuerdan a
los de Castle in the Sky. También hay uno muy gracioso más al final,
durante una de las secuencias dentro de los bocetos, una de las protagonistas
está directamente disfrazada de Miyazaki. Y, por supuesto, porque no podía
faltar, hay una referencia a la escena de la motocicleta de Akira (1988)
que se ha recreado en miles de películas, y también a los robots gigantes
llamados Eva de Neon Genesis Evangelion (1995). Referencias que,
indudablemente, un fan del anime disfrutará mucho. Tal vez haya más, pero esas
son las que yo pude reconocer.
En otros aspectos puedo comentar sobre el trabajo de las
seiyuu (actrices de voz), que hacen un gran trabajo vocalizando los sonidos
dentro de las secuencias de bocetos; verbalizan onomatopeyas de mecanismos en
movimiento, explosiones, viento, agua, todo lo que requiera la escena. Además me
gusta mucho el tono ronco o rasposo de Asakusa, me hace acordar un poco a la
voz de Awkwafina; no se escuchan personajes femeninos con una voz así muy frecuentemente,
menos en ambiente de escuela.
La música no destaca mucho; es simple, pero efectiva. El opening
es GENIAL con todas las letras; uno de mis favoritos no solo del año pasado
sino en general. Les dejo el link para que lo vean; es pegadizo, alegre y
juguetón, concuerda mucho con el tono del anime.
En conclusión, recomiendo mucho este anime para aquellos que les interese
saber un poquito sobre lo difícil que es hacer animación, las miles de cosas
que hay que tener en cuenta. Eizouken desborda de cariño hacia la
animación, le hace honor, la homenajea y la muestra en su mayor esplendor. Es hermoso
ver la pasión de las protagonistas por realizar un buen corto animado dentro de
las posibilidades y conocimiento que ellas tienen; se nota el amor al arte. Como
escritora, me sentí interpelada en varias ocasiones, ya que hacer arte tiene
muchos aspectos universales.
Keep Your Hands Off Eizouken! es una carta de amor a
la animación. Si ya tenían admiración por el medio como yo, seguramente les sacará
una sonrisa y los reconfortará. Si nunca se habían planteado el valor enorme
que tiene la animación, espero que este anime los ayude a verlo y apreciarlo.
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